¿Rompió Clinton con Wasmosy?
Enrique Vargas Peña
Los últimos cambios ocurridos en el régimen (la sustitución de
Víctor Groselle, Domingo Guzmán Gaona y Mario Gómez de la Fuente, el traslado de Juan
Ernesto Villamayor, los pronunciamientos que, a pesar de estos cambios, realizó Stephen
McFarland), parecen indicar que existe un alejamiento entre Estados Unidos y su hombre en
Paraguay, Juan Carlos Wasmosy.
Una de las lecciones de los recientes sucesos ecuatorianos es que los
norteamericanos pueden, en caso de necesidad, desplazar sin mayores miramientos a sus
hombres, como le ocurrió a Jamil Mahuad, para salvar a su sistema.
Hay que aclarar, por si alguien abriga alguna duda, que el sistema que
Estados Unidos alienta fuera de sus fronteras es una especie de remedo sangriento de la
democracia, cuyo ejemplo más notable es el régimen de los Somoza (1933-1979) en
Nicaragua, una "democracia sin comunismo".
El control norteamericano sobre el Paraguay se ha basado,
históricamente, en el control de su aparato represivo y militar. Esto ha sido así desde
que, desde Washington, se bendijo la aventura autoritaria encabezada por el general José
Félix Estigarribia, en 1939, que sentó las bases de la larga noche que vivió el país
entre ese año y 1989.
Organizado para hacer frente a los enemigos públicos de Estados Unidos
(el comunismo, el narcotráfico), el aparato represivo y militar paraguayo ha llegado a
garantizar también los negocios de los amigos del gobierno norteamericano, especialmente
si son contribuyentes del partido en el poder, como es el caso del filipino Mark Jiménez.
Actualmente pues, este aparato represivo y militar estaba dominado por
hombres de la confianza de Juan Carlos Wasmosy, para quien Mark Jiménez realizó
señalados servicios ante el presidente norteamericano, Bill Clinton.
Consecuentemente, el desplazamiento de esos hombres puede señalar que
a los ojos de Clinton, llegó el momento de dar a Wasmosy el tratamiento que recibió
Mahuad.
Suponiendo que esta posibilidad sea vea confirmada en los hechos, hay
que decir que en nada modifica la situación de dependencia a que se encuentra sometido al
país, con su soberanía suspendida por resolución de la Corte Suprema de Poder Judicial,
para evitar que el pueblo paraguayo afecte aquí los negocios que nutren con buen dinero
la campaña de Albert Gore.
La otra consecuencia posible de este movimiento de Clinton es la
modificación de la estrategia de Wasmosy, que podría manifestarse, en primer lugar, con
un paso atrás de la opción que en el Partido Liberal Radical Auténtico pretende
debilitar la sustentación de González Macchi (Franco, Saguier, Ramírez) y un paso
adelante de la que pretende tenerlo prisionero (Laíno).
Al terminar la tarde de hoy, domingo, se verá el panorama con un poco
más de claridad.
Wasmosy mantiene buenas influencias en Washington y no sería extraño
que sus lobbyistas allí (Timothy Towell) se encuentren trabajando ya con asesores de
George W. Bush para arreglar con él lo que parece haberse descompuesto con Clinton.