El canciller José Antonio Moreno Ruffinelli está muy preocupado
por las informaciones que se publican en los medios nacionales y
extranjeros sobre las posibles conexiones paraguayas con redes de
financiamiento del terrorismo o con actividad terrorista
propiamente.
El
ministro sostuvo incluso una reunión con el director del Servicio
de Inteligencia Nacional para ver cómo hacer frente al problema. El
canciller no debiera perder el tiempo que la ciudadanía le paga muy
bien en buscar maneras de maquillar la corrupción medular del régimen
político vigente en el país desde el 28 de marzo de 1999.
Moreno
Ruffinelli es un hombre lo suficientemente preparado y maduro como
para saber perfectamente lo que realmente hay que hacer para que
Ciudad del Este y toda la administración pública paraguaya
proyecten una imagen diferente a la que dan ahora.
Lo
que hay que hacer es terminar con la corrupción. Pero el régimen
de marzo no puede hacer eso porque si lo hace se cae, pues todos los
apoyos que tiene son resultado de sesiones de prebendas,
privilegios, cotos de caza y feudos con los que se enriquece su base
de sustentación social.
En
el tema del visatráfico, por ejemplo, están siendo descubiertos
algunos ex cónsules de escasa relevancia, con los cuales el régimen
pretende hacer creer a Estados Unidos que está combatiendo en serio
la falsificación endémica de documentos migratorios.
Sin
embargo, el tema no es principalmente castigar a ex cónsules de
actuar irregular como pretende el gobierno, sino saber por qué un
señor como Carlos Weiss pudo llegar a ser cónsul.
Pues
allí está la cuestión: El señor Weiss pudo llegar a ser cónsul
por razones políticas, porque alguien de influencia pudo regalarle
el cargo sin considerar sus dotes profesionales y morales.
Carlos
Weiss otorgó visas a un grupo de personas "sin prestar
demasiada atención". Hasta ahora Weiss no puede responder si
vio o no vio a los beneficiarios de sus visas.
Todo el gobierno paraguayo se maneja así y no va a ser la captura
de cuatro ex cónsules la que va a modificar la cosa.
La
mayoría de los cargos públicos del Paraguay, incluida la
presidencia de la República, se obtienen por vía indebida, como
regalo, concesión o gracia.
Así
que el canciller Moreno Ruffinelli debería dejar de gastar el
dinero público en tratar de hacer ver al Paraguay como la
democracia que no es y Estados Unidos debería aprender de una vez
la lección y dejar de apoyar a regímenes que pueden parecer muy
amigos, pero que son capaces de vender pasaportes a Osama ben Laden.
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