Si
los link están protegidos por derechos de copia, serán removidos a soicitud del
propietario |
|
| |
La crisis con Argentina
Enrique Vargas Peña
El canciller argentino, guido Di Tella, publicó el 13 de octubre, un
artículo en el diario La Nación de Buenos Aires, en el que realiza consideraciones sobre
el dificil momento que atraviesan las relaciones entre su país y el Paraguay.
La crisis en las relaciones entre los dos socios del Mercosur se
originó en las acusaciones que el régimen paraguayo realizó contra el presidente
argentino, Carlos Menem, quien fue presentado como un delincuente asociado con el ex
candidato presedencial paraguayo Lino Oviedo para cometer ilícitos.
En el artículo, Di Tella cuestiona veladamente la legitimidad del
gobierno de Asunción que, como se sabe, es el resultado de un golpe de Estado que, a su
vez, es consecuencia de la larga conjura montada por el ex presidente paraguayo Juan
Carlos Wasmosy para evitar el respeto de la voluntad popular.
Di Tella sostiene además que es dificil encontrar un interlocutor en
el régimen paraguayo, desde que el presidene González Macchi carece del control sobre la
administración que habitualmente tienen los jefes de Estado.
La reacción del régimen paraguayo no se ha hecho esperar: más
virulencia verbal contra Menem y la respuesta conjunta, corporativa, de todos sus
componentes, que acusaron al gobierno argentino de actitudes colonialistas, de
paternalismo y de intromisión en los asuntos internos del Paraguay.
Los supuestamente críticos jerarcas del partido Liberal paraguayo han
sido los más rudos en su defensa del régimen y en la contraofensiva sobre el gobierno
argentino.
Cuando los integrantes del régimen paraguayo ven una amenaza común,
que pone en peligro su dominio sobre el Estado, las disputas que mantienen sobre los
límites de sus respectivas zonas de influencia se archivan y todos actúan como un solo
hombre en defensa del sistema del que se nutren.
El gobierno argentino ha hecho saber que está en posición de superar
el estadio retórico de la crisis biletaral para pasar a tomar algunas medidas que están
a su alcance, referidas a la implementación de acuerdos sobre comercio fronterizo,
tráfico de armas y otras materias en los que el desempeño paraguayo deja bastante que
desear.
El régimen de Asunción no tiene en eso más márgen que esperar
pacientemente que el 24 de octubre próximo las elecciones argentinas arrojen como
resultado un triunfo abrumador del candidato Fernando de la Rúa, antiperonista proclive a
simpatizar con todos los que, como Wasmosy, desprecian la capacidad de elegir del pueblo y
la restringen.
En efecto, Paraguay depende en gran medida de mantener buenas
relaciones con Argentina para vivir con normalidad, lo que explica la confusa pero perenne
fluctuación entre el amor y el odio que muchos paraguayos sienten por Argentina.
El odio es el que ahora están exacerbando los integrantes del régimen
paraguayo en una peligrosa jugada política que esperan poder manipular para sobrevivir
hasta que Menem haya dejado de ser presidente de la República Argentina, el 10 de
diciembre.
La jugada es peligrosa porque la xenofobia alienta a los sectores
represivos y la represión tiene su lógica, crecientemente criminal. Y hay un nivel de
crímenes que no pueden admitir ni siquiera los amigos, como está aprendiendo ahora el
señor Pinochet.
La jugada es peligrosa porque se basa en la explotación de pasiones
xenófobas que no se detienen en la figura de Carlos Menem y que Fernando de la Rúa
podría tolerar solamente si debe recursos a algunos financistas paraguayos.
El régimen de González Macchi está, pues, arriesgando al país a una
dificil y prolongada situación a causa de sus intereses más mezquinos que no son los
intereses del Paraguay. |
|