Tráfico de influencias y prevaricato
El procesamiento del ciudadano filipino Mark Jiménez en Estados Unidos
permite decir con propiedad que existen indicios serios de que la política norteamericana
hacia el Paraguay es el resultado del tráfico de influencias y no deriva de un programa
político ni de los intereses nacionales legítimos de Estados Unidos.
Deriva de la amistad de Mark Jiménez con William Jefferson Clinton y
de las necesidades de sus negocios.
Jiménez actuó de nexo entre Wasmosy y Clinton al menos desde la
Cumbre de las Américas celebrada en Miami y fue artífice de la toma de posición de
Clinton sobre los sucesos de abril de 1996.
La conducta de Clinton en el escándalo es sintomática.
Entre las investigaciones judiciales en curso por contribuciones
ilegales a las campañas del partido Demócrata de Estados Unidos se encuentra el caso de
las que realizó Mark Jiménez, cuyo verdadero nombre es Mario Batacán Crespo, y cuya
fortuna proviene de una extraña operación de venta de partes de computadoras a Paraguay.
El caso cayó bajo jurisdicción del distrito judicial de Washington,
capital federal de Estados Unidos, junto con otros cinco.
La asignación de casos a los jueces en dicho distrito se realiza
ordinariamente por computadora y al azar, pero en todos estos casos, especialmente en el
de Jiménez, la principal jueza del distrito, Norma Holloway Johnson, resolvió no usar el
sistema normal de asignaciones y asignó ella misma los casos a jueces que fueron
designados por...William Jefferson Clinton, principal beneficiario de los aportes.
Norma Johnson había sido, a su vez, designada por el ex presidente
Jimmy Carter, quien acogió al ex presidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy entre sus
socios latinoamericanos.
Como en uno de los casos (el que afecta al empresario de Miami Howard
Glicken) ya hubo condena y la condena fue notablemente benigna, un sub comité de la
Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, se ha puesto a estudiar, desde
el pasado lunes 7 de enero de 2000, dicho caso y el que afecta a Jiménez.
En el caso de Glicken ya se descubrió que el multimillonario Vernon
Jordan, íntimo amigo y colaborador financiero de Clinton, mundialmente famoso por su
intervención en el caso de Mónica Lewinsky, pidió por nota al juez que la sentencia
fuera benigna, a lo que el juez accedió, escandalizando a quienes aún creen en la
decencia en la capital norteamericana.
En el caso de Jiménez, la situación está más complicada porque el
"exitoso" empresario filipino se fugó a su país, donde ejerce ahora de asesor
especial del presidente Joseph Estrada, por lo cual parece muy difícil obtener la
extradición que fue solicitada por el departamento de Justicia de Estados Unidos ya en
junio de 1999.
Dados estos antecedentes y la influencia que Clinton y su entorno
ejercen sobre jueces que son receptivos, es probable que Mark Jiménez logre evitar el
pago de las cuentas que el pueblo norteamericano le pide.
Lo que no podrá evitar es el conocimiento que ahora se tiene acerca de las reales
motivaciones de la administración Clinton en Paraguay, que explican suficientemente la
conducta de sus sucesivos representantes diplomáticos aquí, avalando cuanta
arbitrariedad se ha cometido para cercenar los derechos del pueblo paraguayo.