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Expectativas insatisfechas

Enrique Vargas Peña

26 de setiembre de 2000

  

El vicepresidente “Yoyito” Franco se encuentra experimentando la recepción de las numerosas demandas insatisfechas cuyos portadores vieron en su candidatura un modo de darles salida.

         Estas se van desde los sectores universitarios que piden que no se cierren carreras de estudio hasta los empresarios de la Feprinco, que le reclaman que haga algo, pasando por los propietarios de estaciones de servicio, etc.

         La existencia de estas demandas demuestra la expectativa que Franco ha despertado en la sociedad y expone los riesgos que tiene el presente curso de acción política del vicepresidente.

         Si Franco no empieza, más temprano que tarde, a dar respuestas efectivas a los reclamos que se le hacen, podrá eventualmente sufrir la misma suerte que su aliado político, el intendente de Asunción Martín Burt, execrado desde todos los sectores del espectro social, y habrá enterrado sus chances de llegar democráticamente al poder.

         Las presentes circunstancias parecen estar dando la razón a los que proponían al vicepresidente enfrentar de un modo menos complaciente al gobierno, haciendo ver que existiría en él una alternativa funcional e inmediata de cambio en caso de que no se oyera la voz del pueblo expresada el 13 de agosto.

         Ocurre que el país continúa desbarrancándose y la gente empieza a preguntarse, en su natural desesperación, si una estrategia como la que parece haber adoptado Franco (“ver y esperar”) es moralmente justificable.

         El costo social de tal estrategia es muy elevado, pues implica dejar que la ineficiencia del gobierno se haga sentir con todo su peso sobre la sociedad civil.

         Si esto es así, Franco corre el riesgo de no ser considerado como alternativa válida en el 2003, mientras que los sectores que se mantienen críticos irán capitalizando más y más la confianza de un pueblo sumido en la desesperación.

         Obviamente, hay en este análisis un factor imponderable desde afuera: el tiempo. Es posible que el vicepresidente y su equipo estén trabajando sobre un calendario que se mantiene razonablemente en reserva, que les permitirá eludir la asociación con el gobierno y evitar que otros, como el oviedismo, les arrebaten la chance de ganar las próximas elecciones. 

 

    

 

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