Se
publicó hoy, 27 de abril, en Asunción, un despacho de la agencia
France Press (AFP), según el cual el subsecretario para Asuntos
Latinoamericanos del Departamento de Estados Unidos, Peter Romero,
expresó su disgusto con el régimen paraguayo y su decepción con el
senador González Macchi.
Peter
Romero puede decir lo que le plazca, como puede decir lo que le plazca
sobre el gobierno norteamericano cualquier ciudadano paraguayo.
El
problema de Romero es que esas declaraciones revelan un curso de acción
del gobierno norteamericano, curso que Estados Unidos no tiene derecho
a tomar.
No lo tiene por la misma razón por la que no tenía derecho
alguno a trabajar en la deposición del gobierno legítimo del
Paraguay, que es la razón de soberanía nacional.
Si el Paraguay es un país libre, Estados Unidos no tiene
derecho alguno a realizar las acciones que ha venido realizando. La
evidencia más dramática de esas acciones es el patético discurso
pronunciado por el general Eligio Torres Heyn con motivo de la
condecoración que le otorgó el mismo gobierno norteamericano en el
que reconoció su lealtad a
Estados Unidos.
Pero
claro, González Macchi nada puede responder a Peter Romero porque se
debe a Peter Romero. El senador González Macchi está ejerciendo las
funciones de presidente de la República gracias a Peter Romero, que
fue quien lo instaló allí.
González
Macchi ni siquiera puede alegar a su favor el respeto de la soberanía
nacional porque él es la expresión carnal de la hipoteca de la
soberanía nacional, en sus dos sentidos más obvios, el de la
voluntad del pueblo y el de la independencia ante poderes externos.
Ni
fue elegido por el pueblo ni sostiene los intereses externos del
Paraguay.
Las
declaraciones de Romero, sin considerar el cinismo con que las hizo
uno de los responsables de la profunda crisis que sufre el Paraguay,
no son el problema del país, aunque sí pueden serlo del régimen.
El
problema del Paraguay es este, el régimen, que ha realizado todas las
barbaridades que le son conocidas gracias al apoyo que hasta ahora le
brindó Estados Unidos.
No
hay que confundirse, pues, sobre el valor de lo que dice o no dice
Peter Romero. El Paraguay no podrá salir del atolladero en que se
encuentra mientras dependa de lo que declaren funcionarios de escasas
luces y sospechosa moral allá en Washington. |