La
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos resolvió no hacer lugar
a una apelación presentada ante ella por familiares residentes en
Miami del niño cubano Elián González, en la que pedían revisar
un fallo de una Corte de Apelaciones de la ciudad de Atlanta que había
denegado a dichas personas el derecho de ejercer la representación
del menor.
La Corte de Apelaciones resolvió, como era lógico, que la
patria potestad a la que Elián está sometido debe ser reconocida a
su padre biológico, Juan Miguel González y no a cualquier otra
persona, rechazando la pretensión de limitar los derechos paternos
en base a consideraciones de tipo ideológico.
Los
familiares miamenses de Elián sostuvieron que, como Cuba sufre una
dictadura, la patria potestad que en general se reconoce a los
padres biológicos debía revisarse pues Juan Miguel no sería un
padre en ejercicio de libertad plena.
Sin
embargo, la doctrina sostenida por los familiares miamenses de Elián
es moralmente peor que cualquiera de las cosas que se critican a la
dictadura cubana y, en realidad, es digna del stalinismo más
ortodoxo.
La
idea de que las consideraciones ideológicas deben primar sobre
principios generalmente aceptados, principios derivados del sentido
común e incluso de la naturaleza, es radicalmente totalitaria y el
hecho de que la hayan enarbolado los opositores al dictador cubano
Fidel Castro solamente ha servido para hacer ver a la opinión pública
norteamericana y mundial que no hay para Cuba una confrontación
entre demócratas y autoritarios, sino entre dos formas de
autoritarismo que no reconocen límite alguno para sus acciones.
Este
descubrimiento expuesto al público favorece a Castro, quien siempre
sostuvo que la oposición a su régimen no es democrática y está
conduciendo a los norteamericanos a revisar profundamente todo el
esquema sobre el que se han desarrollado las turbulentas relaciones
entre Cuba y Estados Unidos desde 1959, relaciones que asumían como
verdades incuestionables las afirmaciones de quienes se opusieron en
Cuba a toda reforma, incluso mínima.
El
sistema judicial norteamericano, aún trabajando bajo la influencia
de un presidente moralmente tan cuestionado como William Clinton, ha
demostrado a la oposición miamense a Castro, que la razón de
Estado no es aceptable en un país democrático y que su actitud con
respecto a Elián González, actitud que incluye influenciar a
jueces, como hicieron durante su larga dominación sobre Cuba, no
serán aceptados.
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