McFarland y Oliva
Enrique Vargas Peña
El sacerdote católico español Francisco Oliva y el encargado de
negocios de Estados Unidos en Asunción, Stephen McFarland, se reunieron para discutir la
situación del Paraguay.
Dos extranjeros buscan resolver los problemas paraguayos y, con toda
seguridad, los resolverán según sus propios intereses.
Nuestro país nunca había sido humillado de esa manera por su propio
gobierno, aunque hay que reconocer que nunca había tenido una dictadura impuesta desde
afuera con el auxilio de colaboracionistas internos de potencias extranjeras.
Hay que recordar brevemente que las embajadas de Estados Unidos, Brasil
y El Vaticano coordinaron diversos aspectos operativos del golpe de Estado que el 28 de
marzo de 1999 usurpó a los paraguayos su soberanía.
El golpe estuvo encabezado por unidades fuertemente controladas por
oficiales leales a Estados Unidos, como reconoció el mismísimo general Eligio Torres
Heyn, entonces comandante de las Fuerzas Militares, en ocasión de ser condecorado por
Maura Harty, embajadora norteamericana.
E intervinieron oficiales fuertemente ligados a Estados Unidos, como
Carlos Ayala, y unidades entrenadas por los norteamericanos, como el batallón de elite
que tiene asiento en Villarrica.
El gobierno sigue, ya sin recato ni disimulo algunos, los dictados de
los funcionarios de tercer orden de los ministerios de exteriores de las potencias
involucradas en la intervención y es, en todo sentido, un régimen semejante al de los
maharajaes de la India durante el dominio inglés, aunque sin la clase de los príncipes
indios.
Es semejante a los regímene títeres de Moscú durante la guerra
fría, es igual al gobierno de los últimos emperadores de China, es idéntico al gobierno
de Vichy durante la Segunda Guerra Mundial.
Está lleno de Quislings, de Petains, de Husaks, de Svobodas, de
Ulbrichts; está lleno de políticos interesados en asegurarse el futuro a costa de
sacrificar el del país.
No es raro, pues, que McFarland y Oliva se reunan para diseñar lo que
ordenaran en los próximos días a los prestanombres que gobiernan con su apoyo.