El
Sr. Clinton ha sorprendido a todos con dos acciones: Una, un excelente
video donde se burla de sí mismo como presidente saliente de los
Estados Unidos y muestra grandes dotes de actor, y la otra,
unas declaraciones en las que reconoce la directa intervención
estadounidense en Haití, Paraguay y Perú.
Muchos
paraguayos están relamiéndose porque Clinton aparece aprobando las
declaraciones previas, condenatorias al gobierno ilegítimo y
usurpador, hechas por Peter Romero y Madeleine Albright. Nunca el
Paraguay estuvo públicamente en la boca de tan altos funcionarios
estadounidenses.
Usualmente
el Secretario de Estado ni siquiera sabe donde queda el Paraguay. Los
miembros del gobierno, mientras tanto, se encuentran haciendo saber,
con el máximo desdén que puedan fingir, que Clinton no es nadie
para hacer declaraciones sobre el Paraguay. Jaime Bestard, que por
lo visto no se cansa de hacer papelones, ha dicho que probablemente
Clinton esté mal informado.
Ocurre
que en Haití los estadounidenses están insistiendo en que sean
realizadas elecciones, ya que la democracia no acepta prórrogas de
mandato y en el Perú hacen prácticamente lo mismo. Curiosamente,
en el Paraguay, los estadounidenses no quieren que haya elecciones y
quieren que se acate la opinión o el prevaricato como quieran
llamarlo de la Corte Suprema de Justicia que instaló en el poder
al senador González Macchi hasta el año 2003.
Son
dos posiciones antagónicas que no se pueden explicar si no se sabe,
por ejemplo, que Mark Jiménez, el hombre que llena la caja del
Partido Demócrata, tiene enormes intereses en el Paraguay y es socio
del ladrón público número uno paraguayo, el ex presidente Juan
Carlos Wasmosy.
En
Haití los funcionarios de Clinton presionan sin pausa para que haya
elecciones, y en el Paraguay los mismos funcionarios exigen que no las
haya. Es que en Haití no trabaja Mark Jiménez y en el Paraguay sí.
Hay quien dice que Juan Carlos Wasmosy tiene las de ganar porque tiene
a Clinton agarrado del bolsillo. ¿Será posible? Y ¿ por qué no?
Cuando uno tiene un activo conocido de 1.400 millones de dólares
puede hacer muchas cosas.
¿Adonde
apuntan pues las declaraciones de Clinton, el primer presidente de los
Estados Unidos en mencionar públicamente el nombre del Paraguay?
¿A
la defensa de la democracia como quiere hacer creer? Pero si en el
Paraguay había democracia y un gobierno constitucional que Maura
Harty, la embajadora de Clinton derribó gracias a varios asesinatos
que todavía tienen que ser aclarados. La acción del gobierno de
Clinton solamente hizo que la impunidad de Wasmosy durara más, y no
que la democracia paraguaya se afinzara.
Entonces ¿cómo interpretar ahora lo que Clinton declara?
Yo
personalmente creo que Clinton trata por todos los medios de favorecer
a Al Gore, su sucesor demócrata, que necesita desesperadamente el
dinero que le pueden dar Mark Jiménez y Juan Carlos Wasmosy. Tal vez
sea una interpretación un tanto paranoica, pero después de lo que
hemos vivido los paraguayos no parece muy desatinada. |