Han
surgido nuevas evidencias en el caso Argaña, el que desató todo el
desastre paraguayo. El hijo del difunto, aparece como comprador de un
testigo, denunciado por éste mismo. Esto posibilita algunas
especulaciones porque uno no puede considerar, y mucho menos
conociendo de cerca de la familia Argaña, que un hijo proteja a los
asesinos de su padre.
Si
es cierto que Nelson Argaña colaboró para comprar al testigo que
hace la denuncia formal y explícita, entonces hay que comenzar
a pensar seriamente en la posibilidad de que Luis María Argaña haya
muerto de muerte natural, y que el atentado haya sido un teatro
montado en forma extremadamente chapucera. Quedó vivo un testigo que
sabe perfectamente si Argaña estaba muerto ya o si lo mataron en el
atentado.
El
primer rumor que ganó la calle el día del suceso, fue que Argaña
había muerto de un paro cardíaco estaba enfermo de cáncer y
sometido a tratamiento de cortisona, como puede notarse en sus ultimas
fotografías donde aparece la hinchazón típica, en forma inocultable
en casa de su amante, aproximadamente a la medianoche del día 23
de marzo de 1999.
Enterada
la familia y los allegados políticos de inmediato, se habría
fraguado el atentado para provocar la caída del gobierno. El atentado
se llevó a cabo casi ocho horas después de la muerte, lo que
explicaría el innegable rigor mortis que presentaba el cadáver, y
las heridas de bala que presentaban todo el aspecto de haber sido
disparadas contra un cuerpo exangûe.
Hay
que ver las fotografías que han sido publicadas profusamente, que
inducen a pensar en que el balazo que presenta Argaña en un costado,
y que se dice que fue el causante de la muerte, tiene todo el aspecto
de un disparo hecho a muy corta distancia y sobre un cuerpo sin vida.
El
atentado contra Argaña desató la tempestad contra el gobierno de
Cubas. De inmediato fue acusado Lino Oviedo de haber sido el autor
moral del crimen, y comenzaron las investigaciones ya con un
culpable definido. Hoy las investigaciones están más empantanadas
que nunca. Han aparecido testigos falsos de toda clase, varios
asesinos presuntos, un asesino confeso, y miles de comprometidos en el
complot.
Si
el testigo Francisco Alvarez dice ahora la verdad, entonces es muy
probable que el Dr. Luis María Argaña haya viajado muerto en la
camioneta sobre la que dispararon aquel día fatídico.
No
tengo dudas que el caso se resolverá tarde o temprano porque los
asesinos fueron chapuceros. Dejaron con vida al chofer de la
camioneta, que sabe a ciencia cierta si su pasajero estaba vivo o
muerto. Es una pieza maestra, que ya ha comenzado a poner precio a lo
que sabe, y que no puede ser eliminada porque muerta es más elocuente
que viva. Al chofer no lo pueden matar como mataron a Coco Villar. Lo
cierto es el caso Argaña está más misterioso que nunca.
El
atentado contra Argaña provocó los sucesos de la plaza del Congreso
que terminaron por derribar al gobierno constitucional del Ing. Cubas.
Los
Estados Unidos tenían interés mayúsculo en deshacerse de Cubas. Y
los antecedentes de los gobiernos estadounidenses en cuanto a derribo
de gobiernos constitucionales que no les agrada son numerosísimos. Si
se examina bien el caso, se podrá ver, en el fondo y en la penumbra,
el moño de la CIA.
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