Los
excelsos padres de la patria así se llamaba a los senadores en
Roma y por analogía en casi todas partes
no se cansan de hacer torpezas. Tienen presos a dos
senadores por el único delito de no pensar como la logia que se ha
apoderado del cuerpo, y se niega a recibir el juramento de un
senador electo, por la misma razón.
En
el Paraguay el Senado ha dejado de ser el club más exclusivo
como es en Estados Unidos para ser una especie de logia masónica,
cerrada e impermeable a todo, hasta a la inteligencia.
La
Sociedad Interamericana de Prensa es el club de propietarios de periódicos
más importante del mundo. Nada se le compara, puesto que en Europa
no hay nada similar. Constituye un foro de defensa de la libertad de
prensa que es escuchado, como una clarinada en una iglesia a las
seis de la tarde, de manera ensordecedora.
No
se trata de periodistas comprables o fácilmente atemorizables, sino
de dueños de periódicos que se han pasado la mitad de la vida
combatiendo contra zafios dictadores y torciéndoles el brazo.
Pues
bien, el Senado paraguayo se ha dado el gusto de agraviar a la
Sociedad Interamericana de Prensa pretendiendo condicionar una
visita a la mesa directiva del cuerpo, que tenía que ver con el
respeto a la libertad de prensa en el Paraguay.
La
respuesta de la SIP fue instantánea y categórica. El Senado se
quedó sin la visita y, por supuesto, no pudo exponer su punto de
vista sobre el tema, que menguado y todo, pudo haber sido analizado,
tal vez con alguna generosidad.
Ahora
ha quedado en evidencia que el Senado paraguayo está compuesto de
gente no informada, mal educada y reacia a la libertad de prensa.
Peor no pudo comportarse.
¿Hay
en el Paraguay libertad de prensa? Si y no. Sí porque todo el
mundo puede decir lo que quiere...si se atreve; no, porque
los jueces, impulsados por fiscales que solamente encuentran tiempo
para trabajar cuando llevan adelante causas inconstitucionales,
forman proceso a todos los periodistas denunciados... por hacer uso
de la libertad que la Constitución garantiza.
El
problema es que la censura viene disfrazada bajo un manto judicial y
por consiguiente hay que explicar muy bien el caso y por tanto puede
ser defendido, por lo menos por un tiempo. El Senado paraguayo obvió
el requisito de la discusión dando a la SIP un portazo en las
narices.
Ahora
los fiscales y jueces paraguayos han quedado en descubierto, porque
los distinguidos visitantes fruncieron el ceño y se propusieron no
solamente consultar cortésmente sino que indagar a fondo, y la
desagradable verdad apareció íntegra, debajo de la alfombra.
No
solamente preguntaron a los periodistas desafectos al régimen sino
que analizaron las leyes y encontraron que a la luz de la Declaración
de Chapultepec la Constitución dice una cosa y el Código Penal
otra distinta, a lo que se suma el desborde de la interpretación de
entrecasa.
Y
no solamente indagaron sobre eso sino que preguntaron mucho sobre
el caso Argaña y de la Plaza del Congreso y de la situación actual
del gobierno paraguayo, nacido de una disposición imposible de la
Corte Suprema de Justicia. Los padres de la patria le hicieron un
favor inmenso a los paraguayos libres al dar el portazo.
Creo
que son más de mil o mil cien los periódicos afiliados a la SIP.
En
todo el mundo ya se comenta la actitud de los senadores paraguayos y
la situación de la prensa paraguaya. Todo el esfuerzo de Wasmosy,
comprando periodistas, se fue por el sumidero. Ahora la SIP
sabe perfectamente a quien creer y a quien no.
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