La
historia clínica del Dr. Luis María Argaña, realizada en el
Sanatorio Americano, a las 09.50 del 23 de marzo de 1999, firmada
por los Drs. Fracchi, García Varessini, Ayala y Benítez, consigna,
entre las marcas visibles a primera vista, una herida lineal de
ocho centímetros de longitud en región dorsal post. derecha.
Esta
herida lineal no fue examinada en la autopsia realizada por el Dr.
José Bellasai, quien además ignoró el estómago y el higado, pero
puso cuidado en seguir la trayectoria de una bala calibre .38 que
penetró en la cadera con rumbo al sur porque fue disparada de
arroba para abajo y terminó en el
norte, atravesando un corazón que ya no se encuentra a
disposición de la Justicia porque el Dr. Bellasai lo regaló, el día
del padre, a la familia del muerto.
El
Dr. Bellasai, ahora en el centro de la tormenta porque realizó una
autopsia plagada de irregularidades indignas de un médico de su
prestigio, ha hecho una feroz defensa de su participación en el
suceso llamado caso Argaña pero siguió olvidando la
herida lineal.
Por
todas las radios de Asunción llenó de insultos al médico que
examinando la historia clínica
de Argaña dijo que había cosas imposibles. El cadáver, por
ejemplo, contenía en los pulmones y el corazón sangre negruzca y
coagulada, que en todo el mundo parece ser que corresponde a un cadáver
con varias horas de haber pasado a otra vida. No pudo el Dr.
Bellasai explicar el fenómeno como no puede explicar la
trayectoria dela bala mágica con todos los insultos que encontró
a mano, y tampoco pudo explicar que diablos hacía esa impertinente
herida lineal.
Los
médicos que redactaron la historia clínica se cuidaron muy
bien
de no mencionar la herida lineal, pero no le dieron la menor
importancia. Bellasai la ignoró por completo, y si no hubiera sido
por el Dr. José Flores, hubiera quedado para la revisión histórica.
Ocurre
que la rigidez cadavérica, o rigor mortis, afecta solamente los músculos,
y que un cadáver de varias horas tiene la mala costumbre de
quedarse rígido. Como aparentemente Argaña murió en la cama,
sentarlo en una camioneta para ser fusilado posteriormente resultaba
muy difícil.
Si
es cierto que murió antes de medianoche, para las ocho de la mañana
del 23 de marzo de 1999 debió estar bastante rígido.
La
herida lineal es una herida limpia, no punzante. Tiene ocho
centímetros de longitud, y no se sabe todavía cuanto de
profundidad.
Parece
como se parece una gota de agua a la otra, una herida de
bisturí.
Es
recta, y por las fotografías parece la incisión típica de un
cirujano.
Si
la herida lineal es de bisturí tiene una sola explicación: el
corte de los rebeldes músculos sometidos ya inexorablemente al
rigor mortis.
El
cadáver de Argaña, después de esa operación, quedó listo para
ser conducido, sentado, al lugar donde iba pasar, de prosaico muerto
por infarto o muerte súbita, a obtener la palma del martirio... y
de paso, destruir la convivencia paraguaya.
Poco
a poco el rompecabezas de la muerte de la única persona que
impedía el juicio político al Ing. Cubas porque los
liberales no aceptarían
jamás su presidencia, se está aclarando. Y la herida
lineal resulta un factor de importancia primordial. Parece que,
como es habitual, el cadáver está contando lo que ocurrió.
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