EL PROTECTORADO INFORTUNADO Alberto Vargas Peña (miembro de la
Fundación Libertad)
Acabo de terminar de leer el libro del Gral (sr) José Segovia Rios, titulado De
Morínigo a Cubas que contiene un capítulo dedicado los años del Gral. Lino César
Oviedo como Comandante del Ejército. Comoquiera que Segovia Ríos fue Jefe de Estado
Mayor del Comando del Ejército, desde la asunción de Oviedo hasta su caída, el
testimonio es de primera mano.
En realidad ahora no me interesa la suerte o desgracia de Oviedo sino la
actuación de la Embajada de los Estados Unidos en la crisis de abril. Acabo además de
recibir de mi buen amigo Nemesio Barreto Monzón, un investigador minucioso y muy bien
documentado, el petitorio que hace al Ministro de Relaciones Exteriores para que por vía
diplomática reclame a los Estados Unidos de América compensación monetaria por los
daños causados por su cooperación en la Oficina Técnica, de triste historia en el
Paraguay como centro de torturas y apremios ilegales.
Tengo conocimiento del pedido con ribetes de orden hecho por Franklin Delano
Roosevelt al entonces Gral. José Felix Estigarribia, de que se haga con la presidencia
del Paraguay en 1939. El testimonio original lo tiene mi tío, el médico historiador Dr
Benjamín Vargas
Peña, ya que propio Gral Estigarribia, ya siendo presidente, se lo relató. Esto me lleva
a concluir que desde 1939 el Paraguay es un desdichado protectorado estadounidense.
Los sucesos de marzo, que dieron al traste con el gobierno constitucional elegido el 10 de
mayo de 1998, fueron obra de la Embajadora estadounidense, Sra Maura Harty. Los
estadounidenses hicieron colapsar al gobierno de Alfredo Stroessner lo cual estuvo
muy bien y al gobierno de Cubas lo cual está acabando en un desastre.
Creo que se puede afirmar que la política paraguaya ya no pendula entre el Brasil y la
Argentina, sino que ahora más que nunca obedece los dictados del gobierno de los Estados
Unidos de América, que no siempre sabe lo que hace.
No sé si el pueblo estadounidense sabe qué hace su gobierno con este pobre país. Le
exige democracia, y luego conspira para destruir esa democracia, cuando los resultados de
la voluntad popular no le gustan.
A mi no me gustaba el gobierno de Cubas, y vote en contra, pero no conspiré para
derribarlo. Es más, me opuse a la conspiración, porque si a la democracia no la dejan
funcionar no puede dar sus frutos. Y los Estados Unidos no nos dejan funcionar.
Lo que hizo Maura Harty en el Paraguay es increíble. Se comportó como una virreyna,
pisoteando todas las normas diplomáticas y la soberanía paraguaya cuantas veces quiso.
Como somos un país pequeño a nadie le importó. Pero los paraguayos que creíamos en la
gran democracia estadounidense, hoy no creemos más. Yo por lo menos ya no puedo seguir
soñando.
¿Qué buscan los estadounidenses en el Paraguay? ¿Por qué se ensañan con nosotros?
¿Por qué no pueden dejarnos encontrar nuestro camino solos? ¿Acaso creen que sin ellos
no encontraremos concordia y libertad, para edificar una democracia real?
El hecho es que desde 1939 somos un protectorado infortunado. Con nosotros nunca aciertan.
Y ahora estamos de nuevo inmersos en una crisis terminal, otra vez provocada por los
estadounidenses, que no hablan claro. No les gusta lo que hicieron en marzo, y en lugar de
resolver el problema, se amohinan y se apartan, tal vez para dejar que nos matemos unos a
otros por causa del virus que nos inocularon. |