El
Sr. Peter Romero, que en unos días más quedará desempleado en los
Estados Unidos, fue el artífice de la política estadounidense que
destruyó las democracias de Colombia, Venezuela, Ecuador y
Paraguay, y provocará, a corto plazo, un estallido de proporciones
inimaginables.
El
Sr. Romero dice, por ejemplo, que la democracia en Paraguay es
vulnerable, cuando la verdad lisa y llana es que desde marzo de
1999, en el Paraguay no hay ninguna clase de democracia.
En
el Paraguay hay un gobierno no elegido por el pueblo, absolutamente
inconstitucional e ilegal, que persigue con saña a los adversarios
políticos y viola permanentemente los derechos humanos de los
paraguayos. Se trata de un gobierno esencialmente corrupto, que se
afana por embolsarse el dinero público y que debe su permanencia a
la política de Peter Romero; una política que no puede tener como
colofón sino un alzamiento que nadie sabe como terminará.
La
democracia paraguaya no es vulnerable: No existe. Y como lo
que hay está impuesto, es inevitable que el pueblo reclame lo que
le han negado. Como además el gobierno es irreductiblemente inútil
y no tiene la menor capacidad para enfrentar la caída vertical de
la economía, no es solamente buscando libertad que se alzarán los
paraguayos; también lo harán por el hambre.
El
responsable directo de esta perspectiva siniestra se llama Peter
Romero, que seguramente se irá del gobierno de los Estados Unidos
cobrando una pensión, cuando debería ir directo a la cárcel. Si a
Pinochet se lo persigue por los resultados de su política con
respecto a los derechos humanos, es justo que a Peter Romero,
causante de las lágrimas de dolor, odio y rabia de los paraguayos
le sean demandadas.
Peter
Romero organizó el golpe de estado de marzo de 1999, que constó de
dos episodios sangrientos. La extraña muerte del Dr. Luis María
Argaña que yo considero que fue natural y aprovechada por los
conspiradores- y los crímenes de la Plaza del Congreso el viernes
negro paraguayo, el 26 de marzo de 1999.
Como
consecuencia de todo esto vinieron las violaciones a la Constitución
y los Derechos Humanos, y por consiguiente, hay que demandar a Peter
Romero para que pague por lo que hizo.
Es
menester que se sepa que el Paraguay tenía una democracia
funcionando hasta que Peter Romero y su instrumento, la embajadora
Maura Harty se inmiscuyeron en la política paraguaya.
Que
todo lo que ocurrió fue motorizado por Peter Romero y que por tanto
la justicia tiene que intervenir, procesarlo, y una vez encontrado
culpable, cosa que no dudo, condenarlo como el criminal que yo creo
que es.
Hay que recurrir a la Justicia estadounidense para que ordene abrir
los papeles de Peter Romero referidos a la política impuesta al
Paraguay y hay que buscar su condena, para que funcionarios de esa
clase nunca más intervengan en los asuntos internos de otro país,
que tenía una democracia incipiente, que fue alevosamente
vulnerada.
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