En
un artículo publicado en ABC Color el domingo 15 de junio, Mario
Vargas Llosa
fustiga a la OEA y a su Secretario Gral. Dr. César Gaviria de
manera casi
brutal, por su participación en el fraude peruano y la nueva
entronización de Alberto Fujimori como presidente del Perú.
Muy
de paso recuerda a las seudodemocracias latinoamericanas, entre las
que coloca, con razón, al Paraguay. Lamentablemente Vargas Llosa se
refiere a los Estados Unidos de América como al país que defiende
los valores democráticos, y eso, con respecto al Paraguay , no es
cierto.
El
Paraguay no es una seudodemocracia; es una tiranía basada en la
protección del gobierno del Sr William Clinton. Nació de un golpe
de estado perpetrado contra el gobierno constitucional, ideado por
la Embajada de los Estados Unidos en Asunción y llevado adelante
por el Congreso, previo asesinato del Vicepresidente Dr. Luis María
Argaña.
Se
mantiene fuerza de la ley, violando la Constitución paraguaya,
gracias a la continuada intervención de la Embajada de los Estados
Unidos en el Paraguay y a la de los gobiernos del Brasil y en menor
escala de la Argentina. La tiranía paraguaya, que no deja votar al
pueblo ni siquiera
para
hacerle fraude, tiene que agradecer a la OEA su existencia, pero
también a los Estados Unidos, al Brasil y a la Argentina.
Como
el Paraguay es un país tutelado, su voto en la OEA a favor de
Fujimori no es espontáneo.
Si
el gobierno de los Estados Unidos hubiera deseado en serio la
condena de Fujimori, lo hubiera logrado fácilmente, puesto
que Brasil es su capataz en Sudamérica y el Paraguay su más
obediente lacayo. Si Brasil y
el
Paraguay votaron a favor de Fujimori es porque Clinton así lo
dispuso.
El
caso es que Mario Vargas Llosa tiene un público muy vasto en la América
Latina y mucha gente toma sus palabras como la quintaesencia de la
verdad. Por esta razón es que es muy importante que examine la
realidad de la actuación de los Estados Unidos en Sudamérica, para
no caer en un engaño funesto.
Todo
lo que ha dicho Vargas Llosa de Fujimori es verdad y probablemente
se quede corto; pero lo que dice de Estados Unidos no es cierto, y
también se queda corto. La democracia no está siendo defendida por
el gobierno de Clinton, sino todo lo contrario. En el Paraguay, las
conexiones de Clinton, Wasmosy y Mark Jiménez han establecido un
patrón de conducta que, para proteger los negocios, le niegan al
pueblo paraguayo su derecho de elegir libremente a sus gobernantes.
El
caso paraguayo es un caso que debe estudiarse porque se trata de una
nueva clase de tiranía, basada en los acuerdos cupulares
partidistas y en las protecciones internacionales. Hoy no es un
tirano solitario y todopoderoso el que impera, sino un grupo oligárquico,
dueño de todo el poder, que actúa como una logia. No existen más
los poderes independientes, y la logia es, a la vez, ejecutiva,
legislativa y judicial.
Creo
que el Paraguay se merece una atención un poco más profunda, sobre
todo de un hombre apasionado por la libertad como Mario Vargas
Llosa, porque se trata de un país que ha sufrido demasiado la
dictadura individual, y ahora es ejemplo lamentable de
dictadura colectiva.
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