EL ESCÁNDALO DE
MARK JIMENEZ
Alberto Vargas Peña (miembro de la Fundación Libertad)
Mark Jiménez, un filipino de 52 años, cuya extradición ha solicitado
el Departamento de Justicia de los Estados Unidos a las Filipinas, acusado de cohecho y
soborno y de aportes ilegales al Partido Demócrata, fue el hombre que inventó el golpe
de 1996, para deshacerse del Gral. Lino Cesar Oviedo.
Jiménez, con cuantiosos intereses en el Paraguay, donde lavaba dinero
a razón de 300 millones de dólares por año con el negocio de armado de computadoras y
posterior venta al Brasil y la Argentina, era dueño de la voluntad del presidente
Clinton, por lo menos en lo que al Paraguay se refiere. Le aportó, que se sepa y en forma
comprobada, aproximadamente un millón de dólares.
Mark Jiménez, cuyo abogado en el Paraguay es Carlos Mersán, ex super
ministro de Juan Carlos Wasmosy, es probablemente la clave de la actuación de Robert
Service, Maura Harty y ahora Stephen McFarland.
Esto ya lo dije ayer en este mismo espacio, pero conviene repetirlo,
porque la Embajada de los Estados Unidos es la que apoyo el golpe contra el gobierno
constitucional del presidente Cubas, y hasta se puede sospechar que fue cómplice en los
hechos sangrientos de marzo de 1999.
Y esa actitud solamente se explica si el Paraguay es un país demasiado
importante para los intereses americanos de los Estados Unidos o porque el cohecho y el
soborno de Mark Jiménez torcieron la voluntad del más inmoral de los presidentes de los
Estados Unidos: William J. Clinton.
Hasta hoy el Sr Stephen Mc Farland, sin pudor de ninguna clase repite
que el gobierno ilegítimo y usurpador de Luis González Macchi es bien visto por el
gobierno estadounidense.
Tamaña contumacia en la intervención en los asuntos internos de un
país soberano por lo menos "pour la gallerie" solamente se puede
explicar si los Estados Unidos consideran al Paraguay como un país clave en Sudamérica o
si el dinero de Mark Jiménez continúa siendo efectivo.
¿Es el Paraguay un país clave para la gran estrategia estadounidense?
Eso parece creer, por ejemplo Adolfo Ferreiro, que encuentra
increíble\ que el hombre del "Salón Oral" acepte sobornos. Yo no creo tal
cosa.
Somos un país corrompido hasta la médula, pero de ahí a ser
importantes, de ningún modo; salvo por el lavado de dinero.
Mark Jiménez era un hombre importante. Ellen Tordesillas lo llama The
Marked Man. Y era, por conveniencia, lobbista de Juan Carlos Wasmosy. Y para apoyar a Juan
Carlos Wasmosy sobornó al propio presidente de los Estados Unidos.
Y si fue capaz de sobornar a Clinton, ¿por qué no creer que sobornó
también a Humberto Rubín? ¿De donde salió el dinero para comprar tanto militar como
hubo a la venta? ¿De Wasmosy o de Mark Jimenez, que lavaba 300 millones de dólares al
año, solamente en el Paraguay y solamente con computadoras?
Mark Jiménez tiene un dossier enorme en Internet. Cualquiera puede
consultarlo y ver quien es, y a quienes sobornó. Basta con marcar su nombre y buscar. Y
entonces se podrá comprender lo que pasó en el Paraguay desde 1993, cuando nos cayó la
desgracia de entronizar a Juan Carlos Wasmosy como presidente de la República.
Se podrá comprender el asesinato de Ramón Rosa Rodríguez, la parodia
de golpe de 1996 y los asesinatos de marzo de 1999. Faltaba la figura de Mark Jiménez
para completar el rompecabezas.