La
embajadora de los Estados Unidos en el Paraguay, Maura Harty, fue
una de los artífices de la conspiración y victoria de quienes hoy
usurpan el gobierno paraguayo. Actuó como un elefante en una
cristalería, impuso jefes militares, impuso fallos aberrantes de la
Corte Suprema de Justicia, impuso tribunales militares especiales y
luego derribar al gobierno constitucional, evitó que se investigara
la muerte del Dr. Luis María Argaña, que pasa como un atentado.
Una intervención, digna del manual.
Los
partidarios del gobierno usurpador estaban encantados con los
Estados Unidos de Clinton. Wasmosy y sus amigos creían en la
eternidad de su impunidad. González Macchi creía en lo definitivo
de su designación y que no importa lo que hiciese llegaría al
2.003 como presidente de la República.
Entonces
todos eran aplausos para Maura Harty y su subalterno y reemplazante
Stephen Mc Farland. Cuando este último visitaba a los jueces para
que no hubiera debido proceso en ningún caso complicado, Francisco
José de Vargas, Luis Mauro y otros senadores que sostienen al
gobierno usurpador aplaudían sin reticencia.
Ahora
el embajador David Greenlee va a visitar al juez Jorge Bogarín y en
nombre de su gobierno le da su respaldo siempre que cumpla con las
reglas del debido proceso y, sobre todo, lo apoya frente al senador
de Vargas, que quiere enjuiciarlo por haber dado la libertad
ambulatoria a los senadores oviedistas presos. Entonces se levantan
las airadas voces de los partidarios de la usurpación, que dicen
que lo hecho por el embajador es una intervención inaceptable en
los asuntos internos paraguayos.
Yo
nunca estuve de acuerdo con la intervención y protesté de la forma
más airada cuando Maura Harty derribó al gobierno constitucional,
que estaba lejos de ser un gobierno de mi predilección, y ahora,
aunque me siento satisfecho que el Hermano Mayor le haya dado una
bofetada sonora a los usurpadores - satisfecho, contento y feliz -
vuelvo a afirmar que la intervención es una grosería. Sin embargo,
si la intervención es para imponer una democracia en serio, soy
capaz de admitirla.
Lo
hecho por Maura Harty y David Greenlee pueden tener la apariencia de
ser la misma cosa, pero no lo son. Maura Harty intervino para
imponer una tiranía y Greenlee lo hace para imponer el "debido
proceso". Como victima del "proceso indebido" tengo
que sentirme contento.
Mucha
gente dice que los trapos sucios se lavan en casa y entre nosotros.
De acuerdo, si primero nadie haya intervenido para ensuciarlos. Como
los Estados Unidos - vía Maura Harty - intervinieron para hacer
posible la usurpación y la tiranía, es justo que sea el gobierno
de los Estados Unidos el que comience a reparar el daño.
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